Tengo en consulta una niña de 8 años que acude a tratamiento de fisioterapia pediátrica conmigo desde hace unos meses. El otro día, mientras la estaba tratando, la madre me dijo que estaba alucinada, al preguntarle el motivo me dijo que era increíble ver como la niña respondía a los ejercicios con órdenes muy “médicas”.
Realmente, me quedé pensando. En ese momento estábamos trabajando gemelos y le había preguntado a la niña cómo sentía la tensión en gemelo interno. Ella me respondió y continuamos. La madre estaba sorprendida porque la niña había entendido dónde estaba gemelo interno y cómo lo notaba.
Tanto en mis sesiones con los niños como en mi vida con mis propios hijos siempre tengo claro que es muy importante que estos conozcan su cuerpo, con nombre y apellidos y lo trabajo con ellos. En casa mis hijos tienen conocimientos de anatomía que a veces sorprende a mis amigos, y a mí me hace pensar que en este aspecto, se necesita cambiar muchas cosas en nuestra sociedad. La gran cantidad de ventajas y naturalidad que aporta el conocimiento de la anatomía, así que me parece interesante compartir con vosotros estas
5 razones por las que un niño debe saber anatomía.
- Autoestima. No hay nada más natural y clave que uno mismo. Si el niño ve de una manera científica, anatómica, cómo es y funciona nuestro organismo siempre tenderá a verlo desde un prisma objetivo. Un pulmón es un pulmón; un glúteo es un glúteo; un cráneo es un cráneo… La estética se suaviza y neutraliza, bajo mi punto de vista, cuando el niño tiene claro estos término y no se compara con el resto al alza o a la baja. El cuerpo es anatomía. No hay más. Naturalidad
- Propiocepción. Entendemos por propiocepción a la conciencia corporal respecto a nuestro entorno. Es decir, cómo nos sentimos en cada momento corporalmente según la situación. Imaginad, por ejemplo, un niño que se sube a un árbol y luego a una rama estando de pie. Ese niño, si conoce su anatomía, será más fácil que entienda si su cuerpo va a aguantar el equilibrio y en caso de hacerse daño sabrá distinguir de dónde le viene ese dolor. Por lo contrario, si esa propiocepción no se encuentra desarrollada el dolor lo verá muy difuso, así como es más difícil controlar la situación en el que el cuerpo está trabajando.
- Control de límites. Esto es el enlace del punto anterior. Si un niño conoce su cuerpo sabe hasta dónde puede llegar y hasta dónde puede rendir un poco más. Imaginaos lo bueno que es esto no sólo en la infancia, sino de adultos, para no sobrepasarnos o dar una vuelta de rosca más. Cuántas lesiones evitaríamos…
- Conocimiento. Me sigue chocando muchísimo como un niño es capaz de controlar de un montón de cosas como consolas, temas informáticos, juegos… Y en la propia esencia de uno mismo, lo principal no sabe nada. Escuchar a adolescentes a la salida del instituto hablar de temas muy específicos con gran precisión y les preguntas dónde está o qué hace el pectoral y no tengan ni idea. No digo que no sea importante el estar motivado por sus aficiones, que lo es; pero la salud física empieza por conocerse uno mismo, prestarse atención y detectar cómo se encuentra uno en todo momento.
- Riqueza. La madre que os comentaba al principio del artículo me decía que ella siendo ya adulta, y por una lesión que tuvo, le empezó a interesar el tema del conocimiento del cuerpo, el movimiento. Empezó en yoga y se dio cuenta que al conocerse no se “cargaba” tanto y controlaba mejor su día a día. Me decía que ojalá eso se lo hubiesen enseñado desde niña al ser algo tan natural. Verdad que es algo lógico? Pues porqué no potenciarlo!
Son muchos los recursos que podéis utilizar para acercar la anatomía a los niños. En los próximos posts os iré dando ideas para ello ya veréis.
Mientras os dejo un vídeo que seguro conoceréis, pero que es maravilloso de cómo se crea nuestro cuerpo. Desde la concepción al nacimiento por si se lo queréis poner a los niños en casa.